El primer fin de semana de diciembre encontró a más de 25 personas que se pusieron en modo pausa y compartieron un tiempo de retiro y talleres en el Centro Emmanuel.

Adviento, ¿es una espera consciente de la celebración de la Navidad?¿Es una línea de largada para el frenesí de compromisos, compras, comilonas y agendamientos? Estas y otras preguntas fueron motivando la reflexión y el intercambio sincero entre quienes participaron de las diferentes propuestas de talleres entre el sábado y el domingo.

Navidad fue, a lo largo del retiro, sinónimo de celebración en la iglesia, pesebres actuados, pesebres con figuras, encuentros familiares, que se dan o no se siguen dando, tristeza por quienes ya no están, emoción por algún reencuentro luego de varios años. Pero sobre todo imágenes, imágenes sensoriales, cargadas de esa emoción renovada: un personaje en el pesebre, una estrella en el arbolito, una mesa armada en la vererda, un plato especial con ese aroma y ese sabor, para cada una y cada uno, “característico” de “su” navidad.

Esos recuerdos, esos gestos que se rememoran desde su sencillez, nos invitaron a desandar la ansiedad por pintar todo de rojo y verde en las vitrinas, y conectar con la escena primera de la Navidad: el nacimiento de Jesús, la llegada de Dios a habitar entre nosotras y nosotros. ¿Cómo nos cuentan los Evangelios, cada uno desde su narrativa en particular, este acontecimiento? El taller bíblico del sábado de mañana, dirigido por la pastora Carola Tron, nos invitó a despojarnos de las “cargas” de fin de año y encontrarnos en la “meditación con la Divinidad”.

La propuesta que le siguió puso en movimiento los cuerpos para representar las navidades que vemos en las películas, ambientadas en la nieve y con pinos de puntas perfectas, y luego contraponer las representaciones de las navidades que nos gustaría, donde primó esa necesidad del encuentro con quienes más sufren, con quienes se encuentran solas y solos por diferentes circunstancias. La facilitadora de este espacio fue la egresada en actuación Alina Negrín Malán.

En la tarde del sábado, Mariela Baridón y David Tourn invitaron a pensar ¿qué cocinamos para Navidad? y a encontrar recetas con ingredientes de estación, locales y principalmente, que exijan la creatividad de parte nuestra para aprovecharlos, mezclarlos y presentarlos: las y los participantes prepararon recetas, salpicón de ave, alioli, bizcochuelo agridulce y tarta de frutas, para disfrutarlas luego en la nochecita, a modo de celebración de la mesa compartida.

La música siempre estuvo presente a lo largo del retiro, con el acompañamiento de la directora del Centro Raquel Malán y Josué Charbonnier, desde el devocional de bienvenida hasta un popurrí de villancicos (¡incluso en italiano!) y canciones populares esperando la cena compartida. Pero el momento fuerte fue el taller del músico y compositor Walter Vivares del domingo de mañana, que convocó a nuevas personas que se arrimaron con sus instrumentos y ejercitaron el músculo musical, recordando clásicos navideños y conociendo nuevas melodías para la celebración.
El devocional del domingo fue conducido por J. Javier Pioli que invitó a reflexionar sobre el regalo como gesto. Con la pregunta ¿qué regalos daríamos por el nacimiento de un bebé hoy? Con la premisa de sostener la creatividad que fue motor de todas las creaciones de los participantes durante el retiro, se volvió a la importancia de los gestos más sencillos y más auténticos, los más sentidos: compartimos que nuestra vida es regalo recibido y regalo que podemos dar. Desde cada rincón del Centro Emmanuel se levantaron piedritas y caracoles que fueron envueltos en papel de estraza, simbolizando las ofrendas que entregamos con amor.

Ritmos para alumbrar a Dios. El retiro de adviento del Centro Emmanuel fue una invitación, renovada, a volver a acompasar nuestros latidos con quienes tenemos al lado, para vivenciar el Adviento como una espera activa; la espera de una promesa que nos compromete a seguir estando juntas y juntos: para cocinar, para compartir la mesa, para cantar, para reír y jugar, para nostalgiar, para entristecernos, para alegrarnos, para buscar a quienes nos necesitan, para encontrar a quienes necesitamos. Agradecemos a todas las personas que concurrieron al Centro para esta “pausa” esperanzadora.