Anécdota contada por Hugo Gonnet, desde Dolores.

En mi pastorado en la Iglesia Valdense, vivimos en Paysandú por catorce años. Atendíamos también la comunidad de Arroyo Negro. Había allí una vieja capilla donde yo mismo había hecho la escuela dominical en mi niñez. Como en casi todas nuestras capillas, no faltaba allí un armonio para acompañar y guiar el canto de la congregación.

Un domingo viajamos con Lily (mi esposa) hasta esta colonia y nos disponíamos para iniciar nuestro Culto. Lily fue hasta el armonio y abrió su himnario para probar algunas notas, desempolvar el mueble del armonio y revisar la lista de himnos escogidos para ese domingo. Ya habían llegado algunos miembros de la comunidad que se acomodaban en los bancos.

-Esto está duro, no funciona bien –me dice Lily.
Dejo mi Biblia en el púlpito y voy hasta el armonio.
-Hay algo adentro del fuelle –alcanzó a decir ella.
Cuando reviso el fuelle veo que una hermosa pelambre negra con una franja blanca se removía nerviosa en el interior.
-Hay un zorrillo… -dije con mucho asombro, que se extendió a los presentes.

¿Qué hacer? ¿Abandonar el templo y hacer el Culto afuera? Hacía frío. ¿Qué otra posibilidad habría? Todos saben que este animalito tiene una glándula productora de almizcle y que tiene un perfume tan fuerte y persistente que inutiliza la ropa y demás enseres por mucho tiempo. Yo sabía eso por experiencia (me crié en el campo), pero tenía una información que me decía que si el animalito no podía “quebrar” su cola hacia el lomo no puede expeler su líquido elemento almizclero.

Y me decidí a comprobar mi información. Tomé al animal por el extremo de su cola y dejé que su cuerpo pendiera, de modo que su ‘artillería’ pesada no se pudiera accionar.

¡La experiencia resultó! Caminé como en procesión por el centro de la capilla para salir al exterior y deposité la preciosa carga en el suelo, cercano al monte de eucaliptos. El animalito golpeó sus manos en el suelo, una o dos veces –como suelen hacerlo- y se alejó al galopito.

Todos respiramos aliviados… y creo que el hermoso zorrillo también.