Por Marta Geymonat, desde Colonia Valdense.
Caldeada por el fuego de una pequeña salamandra, la casa de Marta se convirtió esta tarde en un espacio en el que las historias fluyen. El cuento que nos lee trata sobre un oso con frío, un oso que no puede recuperar el calor vital. El argumento parece lejano, pero el cuento tiene la mágica capacidad de traernos a nuestra realidad. Y entonces empezamos a contar nuestras propias historias; sobre nuestros fríos, sobre lo que hacemos para recuperar el calor, sobre esos gestos mágicos que nos devuelven a la vida.
El ADN de nuestra cultura fue escrito con relatos. Es que la anécdota, la fábula, el cuento y hasta el chiste son trazos que nos ayudan a comprender el presente, a reafirmar valores compartidos, a resistir en momentos de dificultad, a soñar con otras posibilidades. Contados junto al fuego encendido, con las estrellas como techo, en un viaje de ómnibus o en el posludio de la cena. ¡Qué bueno cuando alguien tiene algo para contar!
(Sobre cuento «Oscar tiene frío», de Ricardo Alcántara)
Marta Geymonat es oriunda de Ombúes de Lavalle y se formó como maestra de nivel inicial. Transitó su vida en varios puntos entre Argentina y Uruguay, pero vive en Colonia Valdense desde hace varios años.
Estos últimos días, cuando el sol matinal templa el pasto mojado del Centro Emmanuel, los nietos de Marta vienen a pasear. Conversan con los árboles o el tractorcito, o con quien quiera que pase a saludar. También tendrán historias para contar.
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