Contribución de Estela Cortinas, desde Colonia Valdense.
Estela es, desde hace un buen tiempo, una presencia segura en las actividades del Centro Emmanuel. Nos habíamos habituado a sus mensajes alentadores, a ver su nombre entre las primeras personas en inscribirse a talleres, retiros y encuentros litúrgicos.
Pero esta pandemia -sorpresiva y desconcertante-, ha hecho que Estela y tantas otras personas hayan quedado retenidas tras lo vidrios, mucho más limitadas para mantener el vínculo social del día a día.
Desde que todo esto comenzó solo nos unen mensajes por Whatsapp, correos y alguna llamada. En una de esas conversaciones hablamos sobre la actual emergencia sanitaria, y Estela recordó los años ’50, cuando ella era muy pequeña y su madre enganchaba entre sus prendas una pastilla de alcanfor, “para alejar el bicho de la polio”. Cuando retomó la escuela el alcanfor también fue con ella, cerca del pecho, como amuleto.
En esa charla también hablamos sobre los talleres y retiros que habíamos disfrutado en el Centro Emmanuel. En uno de ellos, la médica Graciela Castellano nos contó sobre los beneficios de la cúrcuma, que no cura enfermedades pero que actúa como un buen preventivo.
Parece que luego de ese llamado Estela empezó a buscar, a revolver y reunir de sus amigos y familiares viejas y nuevas recetas. Y de manos de un sobrino, la cúrcuma reapareció:
TORTA DE CÚRCUMA (receta libanesa)
1 vaso de semolina fina
1 vaso de harina.
1 vaso de azúcar
1 cucharada sopera de cúrcuma
1 sobre de levadura
1 pizca de sal
1 cucharadita de vainilla
1 vaso de leche tibia
½ vaso de aceite de girasol
Se mezcla todo muy bien y se mete en el horno precalentado a 170 grados.
Buen provecho, ¡y hasta el reencuentro!
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