El Centro Emmanuel fue el escenario de un retiro muy especial llamado «Fecundas», que se llevó a cabo del 25 al 26 de agosto y reunió a mujeres de diversas iglesias, edades y rincones de Uruguay. Este retiro ecuménico no fue solo una pausa en la rutina diaria, sino una invitación a reconectar con nosotras mismas y con las demás en un ambiente de profunda introspección y reflexión.
Desde el primer momento, el retiro nos envolvió en una atmósfera de unión y apoyo mutuo. Una de las actividades más relevantes fue la danza circular. Imagina un grupo de mujeres formando un círculo, bailando al ritmo de la música, dejando que cada paso y movimiento cuenten una historia. La danza circular nos permitió sentirnos parte de algo más grande, un tejido de vidas y experiencias que se entrelazan. No era solo bailar, era sentirnos vistas y escuchadas, encontrar fuerza y apoyo en el grupo. Cada movimiento, cada mirada compartida, nos recordaba el poder transformador que tenemos cuando estamos juntas.
Durante estos días, nos sumergimos en espacios de introspección y reflexión. En un mundo que constantemente nos empuja a mantenernos ocupadas y productivas, estos momentos de pausa fueron un respiro necesario. Pudimos vernos a través de los ojos de las otras, reconocer nuestras luchas comunes y celebrar nuestras victorias. Fue un tiempo para sanar y renovar nuestras fuerzas, para recordar que no estamos solas.
Una de las experiencias más significativas del retiro fue la deconstrucción de la palabra «fecundas». Guiadas por una mirada crítica al sistema patriarcal y siempre acompañadas del Evangelio, exploramos nuevas formas de entender la fecundidad. Dejamos atrás la visión limitada y opresiva que muchas veces se nos impone, para descubrir una fecundidad basada en la libertad, la reconstrucción y el cuidado. Estas nuevas lecturas bíblicas se convirtieron en motores de liberación, mostrándonos que el poder de transformar nuestras vidas y comunidades está en nuestras manos. Como nos recuerda el Salmo 46:5, «Dios está en medio de ella, no será conmovida; Dios la ayudará al clarear la mañana.»
En un tiempo donde los roles de género están en constante cuestionamiento y redefinición, es fundamental crear espacios donde podamos trabajar desde un enfoque de género. Estos encuentros son esenciales para replantear nuestro papel como mujeres en nuestras interacciones diarias, desafiando las estructuras opresivas y promoviendo relaciones más justas y equitativas. Cada conversación, cada reflexión compartida, nos ayuda a construir una visión más inclusiva y solidaria de la sociedad. La escritora y activista chilena Julieta Kirkwood dijo una vez: «Lo personal es político». Este pensamiento nos impulsa a reconocer que nuestras experiencias individuales son parte de una lucha colectiva por la igualdad y la justicia.
El poder del encuentro radica en su capacidad para transformar. Como dijo Audre Lorde: “Sin comunidad no hay liberación, solo la vulnerabilidad de la opresión.” Estos momentos de comunión y solidaridad son vitales para nuestra resistencia y crecimiento colectivo. La conexión y el apoyo mutuo que surgieron durante «Fecundas» nos recuerdan la importancia de sostenernos unas a otras en nuestras luchas diarias.
Este retiro no solo dejó una huella profunda en el corazón de cada mujer que participó, sino que también vibró en el corazón y el andar del Centro Emmanuel. Eventos como «Fecundas» nos dan vitalidad y fortalecen nuestro camino de cambio. No se trata solo de la praxis, sino de una reflexión comunitaria que transforma, unifica y fortalece nuestra paz. Es en estos espacios de encuentro y reflexión donde encontramos la energía para seguir adelante, para construir un mundo más justo y amoroso para todas.
Así como la poeta y activista mexicana Rosario Castellanos escribió: «La solidaridad es la ternura de los pueblos.» Este retiro fue un testimonio de esa ternura, un recordatorio de que juntas somos más fuertes y que nuestra fecundidad reside en nuestra capacidad de cuidarnos y reconstruirnos mutuamente.