El 30 de noviembre y el 1 de diciembre, el Centro Emmanuel acogió un retiro de Adviento guiado por Pablo Ferrer. Durante dos días, quienes participaron se sumergieron en una experiencia de introspección, reflexión y diálogo, enmarcada en el significado profundo de este tiempo litúrgico. Desde el inicio, el retiro propuso un recorrido que no solo invitó a mirar hacia el interior, sino también a cuestionar las dinámicas y estructuras que condicionan nuestras vidas y nuestra fe.
Una de las imágenes centrales del retiro fue la de la espiral. Este símbolo, que acompañó los momentos de oración, reflexión y trabajo grupal, evocó el movimiento constante de nuestra vida espiritual: un viaje que nunca es lineal, sino que nos lleva a revisitar nuestras historias, desafíos y esperanzas desde nuevas perspectivas. A través de la espiral, reflexionamos sobre cómo el Adviento es un tiempo que nos empuja a avanzar, pero siempre en diálogo con nuestro pasado y nuestras raíces.
Inspirados por la figura de Juan el Bautista, exploramos temas esenciales como el perdón, la justicia y los pactos que forman parte de nuestras vidas. Estos pactos, muchas veces impuestos por las exigencias de un sistema que privilegia lo estructural sobre lo humano, fueron cuestionados a la luz de un Jesús cercano y transformador. En cada reflexión, se nos invitó a confrontar lo que significa una verdadera conversión, no como un cambio puntual, sino como un proceso continuo que busca reconciliarnos con lo esencial de nuestra humanidad.
Hubo momentos de conexión con la naturaleza que sirvieron como pausas intencionales en este espiral. Estos instantes, aunque breves, ofrecieron la oportunidad de pensar en los pactos que sostenemos no solo con las personas, sino también con el entorno que nos rodea. En medio de la quietud del paisaje, se abrió un espacio para replantear cómo nuestras acciones, incluso las más cotidianas, pueden alejarse o acercarse al mensaje de un Jesús que siempre abogó por la justicia, la compasión y el cuidado del otro.
El concepto de esperanza activa estuvo presente a lo largo del retiro como un llamado a no quedarnos solo en la espera. La esperanza activa implica un compromiso con la transformación: una fe que no solo observa, sino que actúa; que no solo cuestiona, sino que construye. Este llamado nos desafiaba constantemente a pensar cómo traducir las reflexiones vividas en gestos concretos que impacten nuestras relaciones, nuestras comunidades y el mundo que habitamos.
Aunque no se establecieron compromisos formales al finalizar, el retiro dejó una huella profunda en quienes participaron. Las preguntas que quedaron resonando no fueron pocas: ¿Cómo vivimos la justicia en nuestro día a día? ¿Qué significa perdonar y reconciliarnos en un contexto donde las estructuras muchas veces perpetúan la exclusión? ¿Cómo construir pactos que reflejen una verdadera conversión y no una simple conformidad con lo establecido?
El retiro de Adviento en el Centro Emmanuel fue una experiencia integral, donde la reflexión teológica y la conexión humana se entrelazaron en un espacio de diálogo profundo. Las imágenes de la espiral y los momentos compartidos, que se reflejarán en las fotografías que acompañan este relato, son testimonio de un viaje espiritual que no termina aquí. El Adviento, como nos recordó este encuentro, es mucho más que una espera; es un llamado a la acción consciente, a la esperanza que transforma y a la construcción de una fe crítica y auténtica.
El Centro Emmanuel no solo ofreció un lugar físico para el retiro, sino también un espacio simbólico para pensar en lo que realmente significa caminar hacia el nacimiento de Cristo: un camino que nos invita a abrazar nuestra humanidad, a cuestionar las estructuras que nos limitan y a comprometernos con una vida más plena, justa y solidaria.
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