El pasado 10 de noviembre, la comunidad del Centro Emmanuel celebró su 65º aniversario con una jornada que fue más que una conmemoración: fue un acto de gratitud, encuentro y renovación del compromiso con la tierra. Familiares, amigas, amigos y miembros de la comunidad se reunieron para celebrar la historia de este espacio ecuménico y ecológico, unidos por el deseo de honrar su legado y proyectarlo hacia el futuro. Con una liturgia ecuménica, un almuerzo compartido, música y momentos simbólicos, el aniversario se convirtió en una red viva de memoria y esperanza.
Liturgia y Testimonios: Tejiendo una Red de Compromiso y Esperanza
La jornada comenzó con una liturgia ecuménica cargada de simbolismo y testimonios que dieron vida a los recuerdos y aprendizajes que muchas personas han acumulado en este espacio a lo largo de los años. Fue una liturgia en la que cada palabra, cada testimonio, invitó a la comunidad a reconocer la “memoria ambiental” del Centro Emmanuel, una memoria viva que va más allá del pasado y se construye con cada acción de cuidado, cada semilla plantada y cada relación con la creación. “La tierra guarda nuestras experiencias y también nuestras esperanzas,” se escuchó en las reflexiones, recordándonos que somos parte de un entramado sagrado, una red de vida y compromiso.
Inspirada en el libro de Deuteronomio, donde se describe “una tierra de arroyos, fuentes y manantiales” (Dt 8:7), la liturgia invitó a los y las presentes a redescubrir su conexión con la creación y su responsabilidad como cuidadores de este territorio bendito. Los testimonios compartidos durante la liturgia, provenientes de quienes han pasado por el Centro Emmanuel y han sido transformados por su mensaje, evocaron imágenes de cuidado, resistencia y fe. Cada testimonio fue como un hilo en el tejido colectivo, uniendo a la comunidad en una visión común de justicia ecológica y cuidado.
Celebración en Comunidad: El Almuerzo como Extensión de la Liturgia
Tras la liturgia, el almuerzo fue una continuación natural de este encuentro de fe y gratitud. Amigas, amigos, familiares y miembros de la comunidad se reunieron para compartir la mesa, en un ambiente de celebración y alegría. Las conversaciones, las risas y las anécdotas se entrelazaron, fortaleciendo esa red que se había comenzado a tejer en la liturgia. Este momento de convivencia fue una extensión de la misma red de compromiso y cuidado, donde la vida comunitaria y el amor por la creación se manifestaron en cada plato compartido y en cada palabra amable.
El almuerzo fue un recordatorio de que la misión del Centro Emmanuel no se limita a la reflexión espiritual, sino que se vive en lo cotidiano, en el encuentro y en el acto de compartir. Este fue un momento de celebración, donde las historias de la comunidad se hicieron aún más fuertes y, en ese compartir, se renovó el compromiso de seguir adelante, juntas y juntos, en esta misión de cuidado mutuo y respeto por la creación.
Música y Esperanza: El Centro como “Río de Vida” y “Polinizador de Esperanza”
La música fue una presencia fundamental en la jornada, llenando los espacios de melodías que expresaban gratitud, amor y esperanza. La música conectó a todas las personas presentes, creando un ambiente de celebración y unión. Fue un lenguaje compartido que trascendió las palabras, uniendo los corazones en un mismo latir y reflejando la alegría de este aniversario. Las canciones nos recordaron que cada encuentro, cada celebración, también es un acto de resistencia y una afirmación de la vida.
A través de los testimonios y la música, se proyectó la imagen del Centro Emmanuel como un “río de vida,” similar a los “ríos voladores” de la Amazonía que transportan humedad y fertilidad a tierras lejanas. Esta imagen simbolizó la capacidad del Centro de llevar su mensaje de fe y ecología más allá de sus propias fronteras, alimentando corazones y comunidades a lo largo de los años. Así como el agua llega a tierras distantes, cada taller, cada reflexión y cada acto de cuidado ecológico en el Centro ha sembrado semillas de vida y esperanza.
Además, el Centro Emmanuel fue descrito como un “polinizador de esperanza.” Al igual que las abejas que llevan polen de flor en flor, las personas que han pasado por este lugar han llevado consigo un mensaje de amor, respeto y justicia ecológica. Los valores compartidos en el Centro florecen en otros espacios a través de quienes han sido parte de su misión. La música que acompañó la jornada celebró este compromiso de extender la esperanza y el cuidado, recordando a cada persona que su vida es una semilla que germina en otros rincones del mundo.
Gestos Simbólicos: Una Red y un Girasol para el Futuro
Durante la liturgia, se invitó a las y los participantes a tomar un hilo y sumarlo a una red comunitaria, uniendo simbólicamente sus historias, recuerdos y contribuciones a este tejido de vida y compromiso. Cada hilo representaba una conexión única en el entramado de la comunidad, reflejando la interdependencia que fortalece al Centro Emmanuel. Este acto fue un símbolo poderoso de la resiliencia y diversidad de esta red comunitaria, donde cada vida aporta y recibe.
Posteriormente, se les invitó a tomar un pétalo de girasol, símbolo de esperanza y compromiso, y escribir en él un deseo para el futuro del Centro. Este sencillo acto, cargado de simbolismo, expresó el compromiso de cada persona con un futuro de cuidado, respeto y amor por la creación. Estos pétalos, como semillas de esperanza, simbolizaron los sueños colectivos que florecerán en las generaciones futuras.
Un Compromiso Permanente con la Justicia Ecológica
Este aniversario no solo celebró el pasado del Centro Emmanuel, sino que reafirmó su compromiso como espacio de justicia ecológica en tiempos de crisis ambiental. Durante 65 años, el Centro ha sido un lugar donde la ecoteología se practica y se vive en cada huerto, en cada taller de agroecología, en cada semilla plantada. “Cada acción tiene consecuencias,” se recordó en la liturgia, y vivir el Evangelio a través de un compromiso con la creación es una respuesta a la llamada a sanar una tierra que “gime y sufre dolores de parto” (Romanos 8:22).
La jornada mostró que el Centro Emmanuel sigue siendo un espacio de esperanza y resistencia. Su compromiso con la justicia ecológica se vuelve cada vez más relevante, y cada técnica de cuidado de la tierra, cada taller y cada relación construida son pasos hacia un futuro donde la creación y la comunidad son honradas y amadas.
Un Futuro Compartido: Caminando Juntas y Juntos en Comunidad
Este 65º aniversario fue una invitación a continuar tejiendo esta red de vida, a profundizar el trabajo ecoteológico que caracteriza al Centro y a fortalecer los lazos que sostienen su misión. Hoy, el Centro Emmanuel sigue siendo un lugar de encuentro, donde personas de diversas tradiciones y experiencias se unen para construir un mosaico de fe y justicia ecológica. La música, los testimonios y los símbolos compartidos en esta jornada reflejan la esencia de un legado que sigue creciendo.
¡Feliz 65º Aniversario, Centro Emmanuel! Que este aniversario sea el impulso para seguir sembrando, cuidando y fortaleciendo la misión de paz, amor y respeto por la creación. Que juntas y juntos sigamos construyendo un legado de vida, armonía y compromiso, un legado que inspire a las futuras generaciones.