“Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias” eso decía el poeta Eduardo Galeano. Es por eso que al ritmo de estos tambores improvisados los invitamos a comenzar esta historia de Repique…

Con estas palabras iniciaba un momento devocional-ritual de plantación de árboles en el jardín de nativas del Centro Emmanuel, el pasado domingo 24 de marzo. La actividad culminaba un hermoso fin de semana de encuentro en el que veinticinco personas, de Paysandú a Montevideo, de diferentes edades,vinculadas a las iglesias miembro del Centro (Iglesia Evangélica del Río de la Plata, Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata e Iglesia Metodista en el Uruguay) compartieron un campamento en las instalaciones de la institución. C de Campamento se llamó el encuentro, pero sin dudas fue encontrando otros muchos nombres propios dados por quienes habitamos el momento: la triple E, la repicada, el ping-pong, los paisajes sonoros, la comida compartida, la agroecología, la biodiversidad, el Éxodo, el queso según Santino, el ecumenismo, la economía, la ecología… ¡mucha cosa en tan poco tiempo!

El viernes de noche llegó parte del grupo, que luego de charlas de estufa, se dispuso a jugar para conocerse. El sábado, el «día completo», llegó el resto del grupo y tras un breve devocional que nos recordó la salida del pueblo esclavo en Egipto y la figura de Moisés, las pascuas judías, empezamos a reflexionar sobre lo que luego bautizamos «las tres E»: Economía, Ecología y Ecumenismo. Descubrimos que las palabras comparten raíz etimológica: tienen adentro la palabra «casa» (en griego, oikos), que acordamos que capaz se trata más del «hogar», el espacio que habitamos, nos sustenta y sostiene. Luego, retomamos la historia del pueblo esclavo escapando de Egipto, en busca de la tierra prometida, y el mandato divino de no conservar «el maná», el alimento que Dios proveía del cielo. Descubrimos entonces que la Agroecología puede tener algo que ver con conocer la abundancia de la que es capaz la naturaleza, y como respetando los ciclos de vida podemos trabajar la tierra de forma sostenible. El domingo, el grupo campamentero reflexionó sobre la figura de Jesús y el domingo de ramos, aunque avanzamos un poquito y nos concentramos en el pasaje donde el Maestro lava los pies de los discípulos.

Ustedes me llaman Maestro y Señor y dicen bien, porque lo soy. Pues bien, si yo, el Señor y el Maestro, lavé sus pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Porque ejemplo les he dado para que, así como yo se los hice, ustedes también lo hagan. De cierto, de cierto les digo que el siervo no es mayor que su señor ni tampoco el apóstol es mayor que el que lo envió. Si saben estas cosas, bienaventurados son si las hacen.

Juan 13:13-17 (RVA)

Y el cierre fue la plantación de árboles nativos en el marco de la campaña El Repique del Centro Emmanuel. Un equipo se encargó de preparar el devocional, otros equipos prepararon los ejemplares jóvenes de Timbó, Arazá Amarillo y Pitanga, cavaron la tierra, arrimaron agua, cortaron caña para los tutores y hojas de formio para atarlos. Y luego conocieron más sobre la campaña, que busca acercar a más personas a conocer y regenerar la biodiversidad autóctona de las regiones de Uruguay. Y con esa idea volvieron a sus hogares, a esas casitas que ya saben parte de una «casa común», el «sistema de vida» planetario que cada día se ve más afectado por la depredación humana; que necesita cada vez más manos que repiquen y convoquen a conocer, cuidar y respetar la biodiversidad.