«Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída»

Isaías 55:12-13, RV1960 

En esta Navidad celebramos la encarnación de Cristo como un acto profundo de reconciliación. La promesa de Dios no es solo para la humanidad, sino para toda la Creación: los montes cantan, los árboles aplauden, y la tierra, agotada por la explotación y la indiferencia, encuentra un horizonte de esperanza. La zarza y la ortiga son sustituidas por el ciprés y el arrayán, signos de un mundo renovado por la justicia y la paz. 

Sin embargo, este mensaje no es solo motivo de celebración; también es un llamado urgente. En un mundo marcado por desigualdades, crisis ecológicas y modelos de desarrollo que agotan nuestros recursos, la Navidad nos desafía a ser agentes de transformación. La paz que proclamamos no puede separarse de la justicia, y el cuidado de la tierra debe estar enraizado en el respeto y la solidaridad con quienes más dependen de ella. 

Desde el Centro Emmanuel, creemos en la fuerza de las pequeñas acciones: en el cultivo respetuoso, en las voces que reflexionan críticamente sobre el presente, y en las comunidades que trabajan juntas por un futuro digno y sostenible. En este tiempo, recordemos que el Reino de Dios avanza en lo cotidiano, en cada semilla que plantamos y en cada acto de amor y justicia que realizamos. 

Que esta Navidad nos renueve en fe, esperanza y compromiso. Y que el 2025 sea un año para sembrar, cuidar y florecer juntos y juntas, en armonía con la Creación.  

¡Feliz Navidad y bendiciones para el año nuevo! 

Equipo Centro Emmanuel